Voluntarios visitando la una colonia en Tulum. Fotografía por Unidos Tulum
UNIDOS TULUM

Las crisis y los momentos de necesidad nos dan la oportunidad de reinventarnos. De pensar que hicimos mal o en que podemos mejorar. Esta entrevista es un ejemplo de como la adversidad puede sacar lo mejor de nosotros mismos y como “unidos” podemos crear algo distinto.

Thomas Landín, cocinero y propietario del restaurante vegano “Aguacate y Limón” ubicado en Tulum, es uno de los voluntarios que participó activamente en la comunidad “Unidos” desde su creación. Thomas nos cuenta de que va este interesante proyecto.

¿Qué es Unidos y cómo surgió?

Es un movimiento que surgió básicamente para cubrir una necesidad, por ayudar a esas personas que tenían dificultades para conseguir su comida a causa de la pérdida de flujo laboral por la contingencia del COVID-19.

El punto inicial fue en cuanto comenzó el problema del virus, algunos amigos que vivían en Tulum tuvieron que volverse a su país o su lugar de procedencia y esto hizo que nos dispusieran del uso de sus despensas para que no se echaran a perder.

Por otra parte nos enteramos de que varias compañías hoteleras estaban empezando a despedir a muchos de sus empleados de los cuales la mayoría no tenían una buena situación económica y además alguna gente empezaba a dormir en las calles, entonces surgió la idea de preparar un plato de comida diario para estas personas necesitadas bajo el lema: “No te vas a quedar sin comer”.

¿Qué es lo que están ofreciendo a la comunidad de Tulum?

Empezamos trabajando en los comedores, ofreciendo un plato diario por persona y poniendo a funcionar los huertos, germinando brotes de semillas que al cuarto día están listas para ser consumidas. También dimos prioridad a la búsqueda de donativos para cubrir las necesidades del proyecto. Pero poco a poco ha ido creciendo en base a nuevas necesidades que han ido surgiendo en el camino. Por ejemplo, se creó el programa “Techos” donde apoyamos el retorno a casa con sus familias a trabajadores que fueron despedidos abruptamente y no tenían medios económicos para volver. También algo que ha surgido recientemente es el acercamiento de actividades culturales, educativas y artísticas a las zonas más vulnerables de Tulum como clases de matemáticas a los niños, clases de Inglés, talleres de artesanía, yoga y educación en reciclaje, entre otros.

Un punto también a destacar es la concienciación sobre nutrición. Siempre intentamos hablar con la gente que recibe el plato sobre de donde viene la comida, el respeto a la tierra, la importancia de una alimentación saludable, etc.

¿Cómo reaccionó la comunidad al proyecto, hubo mucha colaboración?

Podemos decir que sí, tanto en la cantidad de voluntarios trabajando en los distintos programas como en el apoyo recursos y donaciones. Recibimos apoyo de muchas fruterías, verdulerías y hoteles con productos que luego utilizamos en los platos que ofrecemos. Además también recibimos un buen número de donaciones económicas.

Fotografía por Unidos Tulum

¿Crees que este proyecto continuará después del virus?

No sabemos que va a pasar cuando la economía vuelva a la normalidad aunque veo posible que el proyecto continúe pero cambiando un poco la logística y la organización de trabajo. También ha habido mucha gente que nos lo ha pedido, incluso personas o negocios que le gustaría seguir apoyando y financiando. Además sabemos que hay dos cosas preocupantes en Tulum: Hay gente que vive sin el acceso a una cocina o un refrigerador, en condiciones inadecuadas y la otra es la cantidad de trabajadores que vienen aquí en busca de una oportunidad laboral y comen diariamente una comida de mala calidad a causa de los precios elevados. Estos hechos son una motivación para seguir trabajando.

¿Este proyecto surgió de la gente o con ayuda de alguna institución?

Este proyecto desde su inicio fue de la gente y para la gente. Pero de lo que podemos estar agradecidos es que la autoridades nos dejaran trabajar libremente ya que en un principio nos veían como una manera de contagio masivo y nos amenazaban constantemente con el cierre de estas actividades. Después de varias visitas de algunas autoridades comprobando que se respetaban las medidas de seguridad e higiene, nos permitieron trabajar libremente y nos apoyaron con algunas mascarillas. Lo que podemos decir es que nosotros empezamos a trabajar 15 días antes de que el gobierno se diera cuenta de que existía una necesidad y también de que hicimos mucho ruido, y este moviendo se replicó por distintas ciudades como Playa del Carmen o Ciudad de México.

En muchos casos, los gobiernos te dicen que esperes a sufrir tu desgracia que yo llegaré algún día a salvarte, pero en este caso hicimos lo contrario. Actuamos en el momento que sentimos la necesidad.

¿Qué es lo que os ha dado esta experiencia?

Es muy gratificante sentir el cariño de la gente, hemos recibido mensajes de chicos de alguna comunidad muy agradecidos diciendo cosas como: “Gracias a ustedes no he tenido la necesidad de robar en las calles de Tulum”.

También fue impactante el hecho de repartir comida en el lugar conocido para muchos como el más peligroso de Tulum, y darse cuenta de que no es peligroso, el problema es que por una razón o por otra a estas personas se les ha negado la oportunidad de una mejor calidad de vida. Te sientes muy satisfecho después de poder compartir con estas personas.

Creo que esto impactará positivamente en la forma de vida de Tulum en muchos aspectos. La gente a la que hemos llegado nos ha dicho que están necesitados de vivir de forma diferente.

Hemos compartido mucho con la comunidad y el hecho de ver que la gente se sienta empujada a seguir compartiendo con otros creo que es un buen camino.

Fotografía por Unidos Tulum

Por equipo TJJ