Conversando con Alex también supimos sobre las propiedades medicinales y nutricionales de esta bebida. Alex asegura que ha sido utilizada durante muchos siglos como medicina, dice que por ejemplo, puede curar problemas gastrointestinales como úlceras o gastritis, es muy recomendable para personas que padecen anemia, y también, asegura que incrementa la producción de leche materna cuando están lactando.
Para poder producir el pulque, se toman las plantas maduras de maguey y se le corta el centro de la planta, donde se desarrolla la flor. Posteriormente, cada día y durante 5 meses se hacen unos pequeños cortes en ese hueco central que se ha hecho en la planta para que se vaya acumulando el aguamiel. El tlachiquero es quien se ocupa de hacer los cortes y de la recolección de la sabia, que una vez recogida, la almacenará entre 15 y 20 días fermentando hasta la convertirse en pulque madre. Este pulque inicial se puede curar y mezclar con distintos sabores de frutas y especias para ser consumido.
Después de haber degustado aquella bebida proveniente de los Dioses y de haber aprendido sobre su historia, hicimos caso a la recomendación de D. Alejandro y decidimos que emprenderíamos la caminata al cerro del Tepozteco y así visitar la pirámide construida para adorar al Diós Ometochtli, deidad del pulque.
La subida al cerro es un recorrido de unas 2h a través de cientos de escalones en el medio de un bosque espeso. A través del sendero serpenteante te encuentras con grandes rocas, laderas empinadas y nacimientos de agua por todas partes. Sin olvidar la compañía de pequeños animalillos como colibríes o coaties.
Una vez en la cima, sentados sobre las piedras de la pirámide y quemando un poco de copal, hicimos nuestra pequeña ceremonia de agradecimiento por aquella especial experiencia y fue inevitable no pensar en todas las leyendas entorno a aquel lugar.
Sentir la energía de aquel antiguo templo construido a lo alto de aquella montaña y disfrutar de las hermosas vistas de todo el valle daba la razón a todos aquellos que consideran este pueblo como un pueblo mágico. La sensación fué que aquella tierra, las gentes y sus deidades nos acogieron en aquel lugar mejor que a visitantes, sino como amigos.
Hasta pronto Tepoztlán!