Protests in Santiago de Chile, 2019. Photo by Cristian Castillo
Como la situación social en América Latina puede hacernos turistas responsables
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Por Breixo Martíns

Si hemos empezado a leer este artículo en una revista como “The Jungle Journal” seguramente compartamos nuestro interés por el conocimiento y el respeto de otras culturas, idiomas y pueblos. Esto es esencial ya que ninguno de nosotros queremos un mundo monocolor en el que solo se hable una lengua, donde solo exista una cultura y una sola forma de entender la naturaleza. Sin embargo, debemos preguntarnos cual es el primer paso para preservar y respetar otros pueblos. Este pequeño texto solo pretende crear una reflexión que nos incite a pensar sobre un mundo que en las guías de viaje se muestra idílico y estereotipado pero que, sin embargo, es rico y complejo. Como se puede ver en el número impreso de “The Jungle Journal” américa latina tiene una de las diversidades culturales y lingüísticas más ricas del mundo, aunque raramente es conocida y enriquece la experiencia del viajero.

El momento actual es de gran interés para reflexionar y comprender los procesos que se están desarrollando en este continente. Una primera pregunta sería si un turista debería conocer estos procesos cuando está viajando por un territorio. En nuestra opinión, comprender la realidad social de un país es esencial para poder disfrutar de una experiencia plena a la vez que nos convertimos en ciudadanos responsables en un mundo amenazado. Sin estos conocimientos estamos en riesgo de ser parte del pérfido engranaje del neocolonialismo, la apropiación cultural o incluso la explotación de comunidades con fines económicos. Por lo tanto, la experiencia viajera es una responsabilidad que exige reflexión y pensamiento crítico pero que, a su vez, nos permite ver más allá de las montañas preestablecidas para las masas. 

Volviendo a américa latina, ya hemos comentado el serio riesgo en el que se encuentran las lenguas y la cultura en este continente. Sin embargo, esto no es nada si lo comparamos con la situación socioeconómica de los pueblos indígenas. Según el Banco Mundial, en américa latina, estos pueblos originarios son el 8% de la población, por el contrario, representan el 14% de los pobres y el 17% de los extremadamente pobres. Por otro lado, durante años, sus tierras y recursos han sido expropiados y entregados a colonos de origen europeo o directamente a europeos que emigraban para trabajarlas. Todo esto ha dado origen a una situación explosiva. Algunos países como Ecuador o Bolivia ya reconocen la plurinacionalidad en sus constituciones, pero, en otros muchos casos, queda mucho por hacer.

Backpacker in Bogotá, Colombia. Photo by Michael Baron

En el caso de Chile, será la primera vez que los escaños se repartan de forma equitativa entre hombres y mujeres a la vez que los pueblos indígenas tendrán un sitio asegurado en la redacción de la nueva constitución. Así, 17 de los 155 escaños serán ocupados por representantes de los ocho pueblos indígenas reconocidos por el Estado. Por otro lado, no podemos hablar de Chile sin referirnos al pueblo mapuche. Esta comunidad indígena que derrotó a incas y españoles ha luchado contra la expropiación de sus tierras y se ha convertido en un fenómeno político de máxima relevancia. Han desarrollado una fuerte identidad que es un ejemplo para muchos pueblos de américa latina y del mundo. Este proceso ha sido de gran importancia para que Chile dejara atrás una constitución proveniente de la época dictatorial. El turista que viaje hoy a Chile debe sentirse agradecido de visitar un país diverso y orgulloso. Estos son términos abstractos, si, pero cuando estén en suelo chileno y recojan agua de una fuente comprendan que esos pueblos están luchando por recuperar ese recurso esencial para la vida que, aunque nos parezca mentira, es hoy en día propiedad privada de grandes terratenientes y empresas multinacionales. Como un turista podría comprender y disfrutar un territorio, un país y una cultura si desconoce que ese idílico rio que baja por los andes es quizá una propiedad privada de un fondo buitre con sede en California?.

En resumen, debemos comprender que, sin identidad y sin procesos políticos, no existe la protección del patrimonio, las culturas y las lenguas. Es decir, sin reflexión y reivindicación el mundo se convertiría en un páramo monotono donde el echo de viajar solo sirviera para conocer hoteles con pulsera de todo incluido sin el más mínimo rastro de una experiencia diferente y enriquecedora. Reflexionar sobre estas cuestiones no debe ser ajeno al turismo, debemos comprender que nos aportará una experiencia inmejorable y real.